Vaya tema agradable el de hoy, tan agradable que casi ni se habla de él: el apasionante mundo de los granos en la espalda. Os cuento mis remedios y consejos varios para luchar contra ellos... o por lo menos para mantenerlos a raya.
No es un tema muy navideño que digamos, como que es más propio del verano, ¿verdad? Pero en vista de que el "problema" de los granos en la espalda no se soluciona de un día para otro sino que requiere paciencia y constancia, creo que está bien hablar de él ahora... para ponernos ya las pilas y lucir bien en verano :D
Granitos en la espalda: la higiene es fundamental
Aunque sea algo obvio no quiero obviarlo: la higiene diaria es fundamental. Con ella lograremos eliminar el exceso de sebo, sudor y suciedad, causas principales de la proliferación de las bacterias y del taponamiento de los poros de la piel. Y otra obviedad: no hay que tocarse, ni rascarse, ni espachurrarse los granitos, etc.
Ahora bien, creo que se comete un error a la hora de tratar el acné y es pensar que las pieles con este problema son todoterreno, cuando en realidad son pieles desequilibradas, irritadas e inflamadas. Es un error eliminar el sebo del todo, usar jabones agresivos, dejar la piel reseca y tirante,... Con eso la piel se irrita aún más y se produce un efecto rebote. Por no hablar del picor que te entra (y que hace que te quieras rascar más).
Usad preferiblemente jabón en pastilla para limpiaros la zona. Los jabones en pastilla tienen un pH más básico que los que son en gel, un ambiente en el que las bacterias no pueden vivir. Ahora bien, usad pastillas que no os dejen una sensación de tirantez y picor. Si podéis, hacéroslas vosotros mismos (podéis seguir el tutorial sobre cómo hacer jabón). Si no podéis hacer el jabón vosotros , usad jabones naturales.
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Si notáis que los jabones en pastilla os secan demasiado, usad geles suaves. Un truco: añadid al gel unas gotas de aceite de árbol de té y mezcladlo. Mano de santo. Si aún así el gel os irrita, aguadlo.
La espalda, al final
Si toca lavarse el pelo, lavaros la espalda al final. Así evitaréis que el acondicionador del pelo os vuelva a engrasar la piel de la espalda.
La hidratación de la piel de la espalda
No uséis productos grasos para hidratar la piel de la espalda, sino cremas específicas para pieles grasas o simple aloe vera al que añadáis unas gotas de aceite de árbol de té.
No está de más recordarlo: no uséis cremas que contengan siliconas, parafinas y demás derivados del petróleo. Taponan la piel y no la dejan respirar. No son más que fuente de puntos negros y más granitos, producen un círculo vicioso. Leed la lista de ingredientes de los productos, porque los hay específicos para pieles grasas, con ingredientes que van bien como el ácido salicílico, pero que también incluyen siliconas y demás. Esos productos no nos valen. Un ejemplo de producto que no vale, son las cremas de la gama de árbol de té de The Body Shop.
Y esto por no hablar del aceite Johnsons, que es más útil en una caja de herramientas que en el plato de ducha. (Nota mental: post sobre esto).
Pelo y ropa antigranitos
Procurad que el pelo no os roce la espalda. En invierno esto es fácil, pero en verano no tanto. Si usáis camisetas de tirantes o espalda escotada procurad llevar el pelo recogido. Quizá no sea lo más estético del mundo si tenéis la espalda con granitos, pero pensad que aquello forma parte "del tratamiento" y que se trata de algo temporal.
Hablando de ropa... Que sea de algodón, al menos la que está en contacto con la piel de la espalda. Las fibras naturales son las que mejor dejan respirar la piel. Por eso la recomendación se extiende no sólo a la ropa de calle sino también a la de andar por casa, al pijama y, si no usáis (uuuuuh!), también a las sábanas.
Tratamientos extra contra los granitos de la espalda
En cuanto a tratamientos extra la idea es no agredir la piel, de por sí irritada. Una exfoliación cada diez-quince días no está de más, con la idea de limpiar los poros retirando células muertas. Lo mejor es usar exfoliantes de partículas muy finas. Podéis usar bicarbonato mezclado con miel o con yogur sobre la piel húmeda. O si preferís un exfoliante "ya hecho" os recomiendo el de Acure, del que os hablé hace poco, ya que tiene el grano muy fino. Los exfoliantes de partículas gordas en este caso son ineficaces e irritan más la zona.
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En general no recomiendo usar guantes de crin, lufas, esponjas y demás utensilios que exfolian la superficie de la piel pero no tienen capacidad de limpiar el poro. Son muy prácticos para pieles sanas, en las piernas para evitar que se enquisten pelitos, etc, pero en este caso concreto empeoran la situación irritando la piel sin obtener nada a cambio.
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Lo mismo que en la piel grasa de la cara son muy eficaces las mascarillas de arcilla, en la espalda vienen muy bien. Sí, es más complicado aplicarlas (momento contorsionista) pero merece la pena. Con mezclar arcilla (la blanca o caolín es más suave, la verde seca más) y agua vale. Si tenéis, añadid a la mezcla unas gotas de árbol de té. Podéis replicar en casa la receta (mejorada) de la mascarilla Mint Julep. Dejadla unos minutos hasta que notéis que la mascarilla se seca, pero no dejéis que se seque del todo, resultaría demasiado agresiva. Por lo mismo tampoco aconsejo exfoliar y hacerse una mascarilla de arcilla en la misma sesión.
Como tratamiento extra diario os recomiendo usar piedra de alumbre sobre la espalda. Sí, sí: me refiero a esa piedra que se usa como desodorante natural. La piedra de alumbre es más o menos eficiente como desodorante dependiendo de la persona y de las características de su sudor. Se usa como desodorante debido a sus propiedades antibacterianas. Por eso, además de como desodorante, tiene otros usos. Uno de ellos es para tratar los granitos.
¿Cómo usarla? Se desliza la piedra sobre la superficie a tratar previamente humedecida (lo más práctico es hacerlo al salir de la ducha) y se deja secar la piel al aire. Otra forma de aplicar la piedra de alumbre es humedecer ésta y deslizarla por la piel seca. La sensación que deja es de cierta tirantez, por lo que tras secarse recomiendo usar una hidratante ligera o el aloe vera que os comentaba antes.
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¡Espero que estos consejos os sean útiles y que notéis poco a poco resultados! Como con todo, la constancia es fundamental.
Si de todos modos los granitos persisten o realmente consideráis que se trata de un caso grave (por ejemplo si se os forman quistes) no dudéis en acudir al dermatólogo.
Un beso a todos y ¡buen arranque de semana!