Descubrí esta ensalada en una cena en casa de unos amigos y desde entonces es la ensalada que más hago. ¡Está buenísima!
Es fácil de hacer y muy resultona si viene gente a comer o para vosotr@s mismos. No se tarda nada en hacerla, es muy sabrosa y original.
Necesitamos:
Lavamos y troceamos las hojas de espinacas frescas, escurriéndolas bien. Cortamos cebolla en juliana.
Pochamos la cebolla con un poco de aceite de oliva a fuego bajo. Cuando esté bien doradita la añadimos a la espinaca. Mis amigos caramelizaron la cebolla, pero yo creo que el vinagre de Módena con el que aliñaremos ya le aporta suficiente dulzor. Si la queréis caramelizar, cuando esté dorada la cebolla añadid unas cucharadas de azúcar y un chorrito de vinagre blanco o de manzana.
Añadimos las nueces (o otro fruto seco: piñones, avellanas,...) y el queso de cabra en trocitos.
Aliñamos la ensalada con aceite, sal y vinagre de Módena. A mí me gusta usar una salsa que es una reducción de vinagre de Módena: es más espesa que el vinagre y algo más dulce. Se podría aliñar con otros vinagres, pero os recomiendo que sean de Módena (sea el vinagre o una reducción), ya que aportan un contraste de sabores espectacular.
¡Os animo a que la hagáis!
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